Un poco más de mi…

Me presento, soy Natalia Ruiz, una apasionada de las emociones a flor de piel, de ahí el querer embarcarme en un proyecto tan bonito como son las bodas y los eventos.

Desde bien pequeña, por ejemplos claros familiares, sabía que mi lugar estaba en el de querer emprender y formar parte del mundo de los empresarios.

Siempre me he considerado una chica muy ambiciosa y luchadora en la vida, por lo que entenderéis que lo de conformarme con poco o con mucho según lo veáis no está en mis planes.

Llevo toda mi corta vida, es decir, unos 12 años, trabajando para cumplir sueños de otros, en puestos donde no te aseguran ningún tipo de estabilidad económica, para los que eres un número más y en los que da igual el esfuerzo que hagas que en cualquier momento, sin ningún tipo de motivo válido, un día dejas de importar y sí, te ves con una mano delante y otra detrás, con mil preguntas sin ningún tipo de respuesta y con un montón de cosas que pagar, pero tranquilos que con el tiempo yo acabé entendiendo que no es nuestra culpa, que no es falta de profesionalidad, ni mucho menos que no tengas ganas de trabajar, falta de productividad lo llamaron…

Siento hacer este spoiler para los que aún no lo hayáis vivido, pero al final acabas entendiendo que las políticas de cuyas empresas nunca entenderán que detrás de un trabajador hay personas que pueden tener sus días buenos y malos y que tenemos derecho a estar indispuestos por cualquier tipo de enfermedad, por muy leve o grave que sea. Por descontado, también podría contaros los mil derechos que nos pertenecen como trabajadores, pero no estoy aquí para esto.

Estoy aquí para contaros por qué un día decidí apostar por mi gran sueño y trabajar en lo que amo y me apasiona. Pues después de esta breve introducción que os he querido dar, una parte ya la podéis entender.

Un día una persona muy importante me dijo: «El día que trabajes de lo que te gusta y te apasiona, dejarás de trabajar». En su momento no lo entendí, porqué mi parte adolescente pensaba que estaba donde quería estar y que era feliz, pero con el tiempo me di cuenta de que mi lugar no era darle valor al sueño de otros, sino al mío.

Quise escucharme y tomar decisiones, por muy duras y drásticas que fueran, porque esto te lo cuento a ti, que estás ocupando una parte de tu tiempo en leerme. La vida no se trata de hacer felices a otros, sino a ti mismo, por lo que, después de recibir una cantidad importante de consejos, de los cuales una parte de ellos eran buenos y otros no tanto, después de escuchar frases como… el mundo del autónomo es muy duro y sacrificado, aún estás a tiempo de quitarte esa locura de la cabeza, ¿Natalia, en serio que quieres malgastar tus ahorros?, no cometas el error que yo cometí… Entendí que debo decirles a todas esas personas que no les quito su parte de razón, este mundo es muy duro, nadie te regala nada y conseguir ser reconocido por tu esfuerzo te lleva a situaciones en las que te crees que no puedes más, días en los que te haces mil preguntas y te gustaría renunciar a todo, pero… ¿Y la parte que nadie te cuenta dónde está? La parte donde tus sueños se están haciendo realidad, donde todo esfuerzo pronto o tarde tiene su recompensa, donde después de cada lágrima eres feliz por tus propios logros, donde trabajas de lo que amas, esta parte nadie te la cuenta, pero os puedo asegurar que no tiene precio, como tampoco lo tiene tu tiempo y el poder estar cerca de los tuyos.

Así que seguramente, por mi parte de cabezona, hoy estoy aquí, porque un día decidí apostar por mí, por mis sueños y por hacerme feliz, y no sabéis lo orgullosa que estoy de mí.

Nos vemos en el siguiente blog donde os contaré quién es el verdadero culpable de este proyecto que me hace tan feliz.